miércoles, 9 de septiembre de 2009

HÉROES OLVIDADOS I : DON PEDRO VELARDE Y SANTILLÁN


"Es preciso batirnos; es preciso morir; vamos a batirnos con los franceses."


Hace ya algún tiempo, paseaba por las calles de mi ciudad con unos amigos y, cuando pasamos junto a la efigie de Don Pedro Velarde, sita en la popular Plaza Porticada, una de las personas que me acompañaba comenzó una conversación a cerca de la misma. Alguien le preguntó que si sabía quién era el que había sido honrado siendo representado en tal estatua. Esa persona respondió, ni corta ni perezosa... - algún general...- . Esta persona es unos cuantos años más jóven que yo, debía rondar en esos momentos los 22 o 23 años. Esto me hizo reflexionar ¿Qué tipo de cultura y conocimiento de nuestro pasado estamos transmitiendo a las nuevas generaciones? ¿Por qué en este país llamado España se conocen mejor los hechos de armas y los héroes de otros países que los nuestros, especialmente cuando hablamos no sólo de personas nacidas en España sino tan cerca de nuestras casas? ¿Nos estamos olvidando de los protagonistas de nuestra historia? ¿No son políticamente correctos?

Comenzaré esta serie de artículos precisamente con este héroe nacido en mi región, en Cantabria, en aquella época provincia de Santander (conocida con esta denominación desde 1778) en el municipio de Muriedas, el 19 de octubre de 1779.

Su carrera militar comienza a la temprana edad de 14 años ingresó como cadete en el REAL COLEGIO DE ARTILLERÍA DE SEGOVIA, donde terminaría sus estudios en 1799, siendo el número 2 de su promoción, ascendido a subteniente. En 1801 fue destinado al ejército que participó en la invasión de Portugal durante la Guerra de las Naranjas. Al año siguiente fue ascendido a teniente y en 1804 a capitán, entrando el 1 de agosto de ese año en el Real Colegio de Artillería de Segovia como profesor.

Gran experto en el arma de artillería, el 1 de agosto de 1806, fue nombrado Secretario de la Junta Superior Económica del Cuerpo de Artillería y se trasladó a vivir a Madrid. Murat, viendo la importancia que había adquirido en el Estado Mayor español y su admiración por Napoleón, intentó ponerlo del lado francés, pero Velarde se negó a traicionar a su patria. Sólo se separaría del servicio a España "por voluntad expresa del rey, se su cuerpo y de sus padres".

Durante los primeros meses de 1808, tropas francesas habían estado entrando en territorio español ocupando las principales ciudades y plazas fuertes, tras la firma del Tratado de Fontainebleau, el año anterior, cuya finalidad era la de apoyar a las tropas españolas en una nueva guerra contra Portugal. Hasta finales de abril, las tropas de Murat habían sido consideradas como aliadas, pero el creciente número de soldados galos en la capital había causado ya varios incidentes con la población civil. Velarde, viendo como se sucedían los acontecimientos y adivinando las verdaderas intenciones de Napoleón, tramó un levantamiento general en toda España junto a Daoíz, pero fracasó por la falta de apoyo del gobierno.

El día 2 de mayo Daoíz, que estaba
al mando del Parque de Artillería de Monteleón, contaba con cuatro oficiales, tres suboficiales y 10 soldados como única guarnición. En el cuartel se hallaba un destacamento de 80 soldados franceses enviados por Murat para comprobar que no se fabricara más munición de la habitual. Velarde consiguió que el coronel de un cuartel de Voluntarios del Estado le entregara el mando de la 3ª compañía del 2º batallón, con 33 hombres y 2 oficiales, y acude con ellos al parque de artillería, donde consigue reducir a los franceses, abre las puertas y entrega armas a los ciudadanos, mientras lanza proclamas contra las tropas extranjeras. Daoíz no está seguro, duda. El gobierno ha dado orden de que todas las tropas tienen que permanecer acuarteladas. Al final cede. Verlarde organiza la defensa de la plaza con unos 120 hombre, entre militares y civiles, mientras Daoíz dirige la batería de cuatro cañones que sitúan a la puerta del cuartel.

Ya alertado el mando francés, ordenó que la infantería tomara al asalto el parque de artillería, pero fueron rechazados en varias ocasiones. Murat mandó al general Joseph Lagrange a dirigir las operaciones y en el asalto final llegó a reunir a unos 2000 hombres, contando con caballería y varios cañones.

Finalmente, el parque de artillería fue tomado a la bayoneta tras tres horas de combate. Daoíz, herido en la pierna y más tarde con varias heridas de bayoneta en el cuerpo, fue trasladado muy grave a su casa donde moriría ese mismo día.

Velarde murió defendiendo su posición.

La Guerra de Independencia había comenzado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario